Carece de algún elemento vital
Situaciones límites en la nutrición de las abejas
Si falla el suministro de hidratos de carbono, no pueden producir energía, sobre todo calorífica, disminuyendo su capacidad de mantener 35ºC constante, ±1ºC, en la zona de cría, es decir, se paraliza la cría. Si el problema continúa y se hace más grave, la temperatura de los panales que ocupan va disminuyendo, lo que vuelve más lentas todas las reacciones químicas de sus cuerpos, las transmisiones eléctricas de los nervios. Esto hace más lentos sus movimientos y su coordinación, la respiración, los movimientos musculares, etc., lo que a su vez acentúa la disminución de la temperatura. Por último, cuando se llega a la frontera aproximada de los 12ºC, las abejas quedan totalmente paralizadas por el frío y mueren, formando un grupo arracimado, introducidas de cabeza en las celdas, en un intento desesperado de conservar mejor sus últimas calorías. Casi todos lo hemos visto alguna vez.
Hasta llegar a esta situación, el organismo de las abejas ha intentado producir energía calorífica de cualquier manera: primero, quemando sus reservas de grasa, que almacenaba en las células vacías de la espalda (al nivel del 2º anillo abdominal) , y cuando éstas escasean, quemando proteínas de los músculos, de los tejidos (intestino, estómago, etc.). Se puede decir que el cuerpo se come a sí mismo. Esto provoca una disminución del peso corporal, que puede alcanzar un 50% de su valor normal. Por último, sólo quedan las proteínas de los órganos vitales y un mínimo de grasa que es imprescindible para el mantenimiento del nivel de las principales hormonas y el aislamiento de las terminaciones nerviosas que transmiten impulsos entre los tejidos, órganos y ganglios cerebrales. En ese estado, las abejas pueden desaparecer con facilidad en el campo un día que puedan salir. Las que quedan en la colmena pueden presentar los mismos síntomas de falta de proteínas y destrucción de tejidos digestivos que si hubieran sido parasitadas por nosema, que es otra forma de perder proteínas.
Cuando las abejas sufren falta de polen, bien porque no las haya, o porque lo que hay no tiene los nutrientes adecuados, -enzimas- las reacciones químicas de formación de grasa a partir de los hidratos de carbono no se dan y no pueden acumular suficiente cantidad de ésta en su cuerpo.
Si tienen hidratos de carbono, miel, pueden arder para producir calor, pero les faltarían elementos necesarios para la producción de hormonas y enzimas que controlan procesos importantes: la fabricación de zumos digestivos, el sistema inmunológico, el aislamiento de los conductos nerviosos, la producción de jalea real (con lo que paralizarán la cría), la producción de...
La falta de polen, también provoca en el organismo de las abejas "hambre de proteínas", que tratan de solucionar extrayendo proteínas de donde las haya, fundamentalmente del músculo y los intestinos. Esta situación puede provocar daños celulares en estos tejidos, con la consiguiente disminución del peso corporal, y la posible observación de tejidos dañados (como el digestivo) que deja de producir zumos digestivos y queda con daños que pueden confundirse con lesiones de parasitosis por nosema.
Paralelamente a este proceso orgánico existe un aumento del instinto de recolección de polen, lo que hace que, si no lo encuentran, recolecten cualquier cosa que se le parezca (harina, polvo de paja, polvo de los piensos para ganado, e incluso serrín de madera!). Algunas de estas sustancias pueden alimentar algo (como el pienso de lechones), otros poco o nada (paja, serrín...).
Todo esto hace que las abejas se vuelvan mucho más sensibles a cualquier problema que pueda afectar a su supervivencia: enfermedades, intoxicaciones por plaguicidas, meteorología desfavorable.
Si falta agua en el organismo de la abeja, éste intenta recuperar de donde sea. Primero utilizará los tejidos que tienen más agua: La hemolinfa (sangre), que se espesará. Esto mueve a su vez agua de los tejidos en la sangre. Los organismos vivos tienen prioridades, por lo que el flujo interno de agua se desvía hacia los órganos más importantes: el tejido nervioso y el respiratorio, sacando otros menos importantes: los músculos, los intestinos, etc. Si la falta de agua continúa, la hemolinfa se vuelve tan espesa que el corazón debe hacer mucho más esfuerzo por bombear, además circula mal por los capilares, lo que genera más calor, que a su vez consume más agua por regular la temperatura.
En estas condiciones las abejas se vuelven extremadamente sensibles a cualquier problema, y si el proceso no se detiene con el aporte de agua, acaban muriendo.
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Fuente: beekeeping
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