AGA - Apicultors Gironins Associats
Enfermedades parasitarias de las abejas adultas: Acariosis
La Acariosis, Acariasis o Enfermedad de la Isla de Wight, es una parasitosis de las tráqueas de las abejas adultas, causada por el ácaro Acarapis woodi (Renie).
El ácaro fue identificado por vez primera en abejas procedentes de la Isla de Wight en el Canal de la Mancha, En 1905 se presentó una mortandad inusual en esta Isla, lo que luego continuó en todas las regiones de Gran Bretaña donde existían apiarios; para 1920, se habían perdido casi el 90 por ciento de las colonias de a bejas de Inglaterra. Los apicultores adjudicaron esta severa pérdida a la acariosis, sin embargo, hoy día, esta aseveración se ha puesto en tela de juicio por muchos autores ya que al parecer hubo además otros factores implicados como varias enfermedades y malas condiciones climáticas.
En México, la Acariosis ocasionó los primeros años después de su detección en 1980, graves pérdidas económicas para los apicultores.
En la actualidad no se tienen estudios que permitan evaluar los daños ocasionados y al parecer se ha establecido un equilibrio entre el parásito y las abejas.
ETIOLOGIA.
- El Acarapis woodi (Rennie), es un parásito microscópico de la clase de los arácnidos y del orden de los ácaros (garrapatas). Al igual que la mayoría de los ácaros, tiene 4 pares de patas. El tamaño de los ácaros es variable, la hembra mide de 120 a 150 micras de largo por 60 a 80 de ancho; el macho es más pequeño y mide de 80 a 100 micras de largo por 40 a 60 de ancho. Las formas inmaduras (huevos y ninfas) muchas veces son mayores que los adultos. El Acarapis woodi está dotado de gran cantidad de setas (pelos táctiles) que le ayudan a localizar los espiráculos y a trasladarse en distintas regiones anatómicas de la abeja.
Epizootiología.
- Es posible que Australia y Nueva Zelandia continúen libres de esta parasitosis (quizás porque los ácaros no se han buscado profusamente).
La acariosis afecta a las tres castas de abejas melíferas. El ácaro parásita el sistema traqueal y los sacos aéreos del tórax de las abejas; la infestación se inicia en abejas menores de 6 días de edad, abejas de mayor edad son inmunes a la penetración del ácaro a sus tráqueas; la razón de esta inmunidad no ha sido aún bien esclarecida, pero se cree que se debe al endurecimiento de los pelos que rodean los espiráculos (aberturas) del primer par de tráqueas torácicas por donde normalmente penetran los parásitos.
Los altos niveles de infestación, se hacen más aparentes después de largos períodos de confinamiento de las abejas dentro de su colmena, lo cual ocurre luego de la época de lluvias, vientos, heladas, pobre floración, etc., debido a que el contacto entre las abejas es más estrecho ya que su mayor longevidad permite que se desarrollen más ácaros en sus tráqueas.
La transmisión de la acariosis se favorece con los malos manejos del apicultor, con las abejas pilladoras y con los enjambres. La manera más frecuente en que la enfermedad llega a un apiario sano en zonas libres del problema, es a través de la migración de enjambres o por la compra de abejas reina enfermas.
Los ácaros no son capaces de sobrevivir sin un huésped vivo por más de 2 ó 3 horas, por eso ni la miel ni el equipo son fuentes de contaminación.
PATOGENIA.
- Las abejas jóvenes (menores de 6 días), son infestadas por el ácaro hembra cuando es tablecen contacto físicos con abejas parasitadas de mayor edad. El Acarapis woodi pasa de los pelillos del tórax de la abeja enferma a los de la abeja susceptible a los cuales se sujeta con la ayuda de sus uñas. Posteriormente y guiándose por las corrientes de aire producidas por los movimientos respiratorios de la abeja, encuentra el espiráculo de una tráquea del protórax, a través del cual penetra.
Una vez en la tráquea, la hembra ovoposita (entre 5 y 7 huevos), los huevos eclosionan y dan lugar a ninfas a los 3 a 6 días y las ninfas mudan y se convierten en adultos proximadamente 2 semanas después de puestos los huevos. Los adultos copulan en el interior de las tráqueas y las hembras fecundadas pueden dar lugar a la siguiente generación en la misma tráquea o bien sale de ésta, para infestar a otras abejas. La abeja transmisora siempre es mayor a los 14 días de edad. Las infestaciones pueden ser unilaterales (parásitos en una tráquea protorácica) o bilaterales (en ambas tráqueas protorácicas).
Tanto las ninfas como los ácaros adultos, se alimentan de la hemolinfa de la abeja, misma que succiona de las paredes de las tráqueas, las cuales perforan con la ayuda de sus ganchos mandibulares, lo que origina las lesiones de queratinización y melanización que se consideran patognomónicas (típicas), para el diagnóstico en el laboratorio. La insuficiente provisión de oxígeno a los músculos de vuelo a consecuencia de la obstrucción de las tráqueas con ácaros, explica el por qué las abejas pierden habilidad para volar; además, se observa un debilitamiento general del insecto huésped como resultado de la presencia de toxinas liberadas por los parásitos y por la hemolinfa perdida.
El tiempo de vida de una abeja enferma es de aproximadamente 30% más corto que el de una abeja sana, tal como lo demostraron los trabajos de Bailey y más recientemente, los de Wilson.
CUADRO CLÍNICO.
Los signos clínicos de la avariosis no siempre se observan y generalmente sólo son evidentes cuando los niveles de infestación son muy altos (más de 50%). Entre las manifestaciones clínicas tenemos las siguientes: Las abejas se observan con las alas dislocadas, abanicándolas sin conseguir volar, su abdomen se aprecia distendido, hay abejas muertas o moribundas frente a las piqueras y algunas se ven trepando las hojas del pasto u otras hierbas; otras abejas presentan el tórax desprovisto de pelillos por lo que se ve negro y brillante, es notorio también que las abejas enfermas pierden el instinto de picar. Este síndrome aparece en días con baja temperatura a la sombra, en colonias altamente infestadas que han pasado por un prolongado período de encierro, sin embargo, no es exclusivo de la avariosis ya que puede también observarse en casos de hambre, envenenamiento por insecticidas o por consumo de alimentos fermentados en exceso, cambios bruscos en la temperatura ambiental o en casos de otras enfermedades como la Nosemiasis, la Amebiasis y la parálisis.
DIAGNOSTICO.
Aunque la época del año, las condiciones climáticas y el cuadro clínico (cuando se observa) nos pueden orientar hacia el diagnóstico, éste no puede establecerse con certeza a nivel de campo. Es necesaria la ayuda del laboratorio, por lo que para establecerlo se recomienda un muestreo anual de los apiarios tomando 3 abejas adultas de la entrada de cada colmena, las cuales se depositan en un frasco con alcohol al 70%. Se escriben los datos del propietario y el colmenar con lápiz en un trozo de papel que se introduce al envase y se envía al laboratorio.
TRATAMIENTO.
Probablemente la solución para exterminar a los ácaros de las tráqueas a largo plazo será el desarrollo de líneas de abejas resistentes a su ataque. En la actualidad se utilizan diferentes quimioterápicos que tienen ventajas y desventajas. En algunos casos funcionan mejor unos que otros, pero aún no existe el medicamento ideal; se requieren más trabajos de investigación al respecto. Entre los productos que se han utilizado en México, tenemos:
- Mentol Sintético o Natural. Los cristales de mentol se pueden proporcionar solos o diluidos en alcohol etílico. Cuando se utilizan solos, se ponen 30 gr. dentro de una bolsita de nylon a la que se le pincha con un clavo delgadito, esto permite la evaporación paulatina del mentol, impidiendo al mismo tiempo que las abejas lo saquen del piso de la colmena a donde se introduce por la piquera. La bolsita deberá reemplazarse cada vez que el producto se haya evaporado y deberá mantenerse este procedimiento durante un par de meses antes de la floración principal. La otra forma es diluyendo 400 gr. de cristales de mentol en 1 litro de alcohol etílico al 70%. Se remoja un trapo u otro material absorbente con aproximadamente 80 cc (ml) de la dilución y se introduce al piso de la colmena. El tratamiento deberá repetirse por 4 ocasiones cada 2 semanas. Las ventajas de este producto son que es medianamente activo (mantiene los niveles de la enfermedad por debajo del 15%) y es fácil de aplicar; sus desventajas residen en que es costoso y que causa mucho estrés en las colonias de abejas, las que pueden abandonar la colmena.
- Ácido fórmico. El producto comercial es el Apiplus y cuenta con registro de la SAGARPA, por lo que su empleo queda sujeto a las indicaciones del laboratorio que lo produce.
Las medidas de manejo tendientes a mantener a las colonias fuertemente pobladas, contribuyen al control de la enfermedad. Es necesario evitar el traslado de colmenas pobladas y abejas reinas de zonas afectadas a zonas libres, para disminuir la diseminación de la acariosis.
La acariosis es difícil de erradicar una vez que adquiere un carácter enzoótico, por ello se recomienda que en zonas donde la enfermedad es prevalente, se efectúe un muestreo de todos los apiarios por lo menos una vez por año, con suficiente tiempo antes de la floración, para tratar a todos aquellos apiarios que muestren niveles de infestación del 35% o superiores, ya que existe una correlación positiva entre baja productividad y niveles de varroasis mayores al 35%.
Fuente: SAGARPA
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Gracias!
Cito a Luciano Zuñiga:
Tecnico apícola Chileno Belga.
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