Preservación de la madera
La madera, por ser un material orgánico natural constituido principalmente por celulosa y lignina, puede degradarse biológicamente si se la somete a determinadas condiciones de humedad, temperatura y oxígeno. La degradación se debe al ataque de organismos biológicos destructores como son los hongos y los insectos xilófagos (comedores de madera) que pueden invadir ciertos sectores de la madera llegando a destruir las fibras que la componen, afectando las propiedades físico-mecánicas y químicas, reduciendo o anulando su resistencia.
La preservación es el conjunto de técnicas por medio de las cuales se aplican sustancias a las maderas para evitar que sean afectadas por agentes destructores.
Las propiedades de la madera, estrechamente vinculadas a su posible impregnación, son la durabilidad y la permeabilidad.
Los preservantes pueden ser compuestos químicos puros o mezcla de compuestos. Varían ampliamente en naturaleza y eficiencia. Por lo general son compuestos sólidos, que requieren de un solvente para penetrar en la madera. De acuerdo con el tipo de solvente que nesecitan se agrupan en: Para todos los preservantes y situaciones de uso conviene tener en cuenta las restricciones establecidas en cada país.
Técnica utilizada para proteger la superficie de la madera expuesta a la intemperie, contra los efectos del agua, del sol y del viento. La madera expuesta a la intemperie y sin ningún tipo de protección superficial, sufre un proceso de envejecimiento, desmejorando su apariencia en pocos meses o años, a partir de lo cual permanece casi inalterable. El efecto denominado intemperismo, provoca cambios físicos y químicos únicamente en la superficie de la madera, no así en las capas interiores que permanecen inalterables. Los agentes atmósfericos que producen estos cambios son:
El agua, el sol, y la acción cinética del viento. El grado de deterioro varía de acuerdo con la severidad de la exposición y la especie de la madera. Fuente: abejasbierzo |
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